Visitar el Monasterio de Rueda
Historia del Monasterio de Rueda
Su origen data de 1152 con la fundación de la abadía de Nuestra Señora de Salz realizada por los monjes de Gimont, procedentes de la casa madre Morimond en 1162, tras la cesión de tierras en Burjazud, hoy Villanueva de Gállego, se fundó la abadía de Juncería, precedente de Rueda.
En 1182 el rey Alfonso II cede a los monjes el castillo y la villa de Escatrón. Un emplazamiento a orillas del Ebro, acorde con el espíritu cisterciense, dotado de territorio por colonizar, donde llegarán a partir de 1202 para fundar el actual monasterio. Comenzarán las obras que se prolongarán varios siglos, sufriendo los altibajos económicos del Reino de Aragón y de la comunidad monástica en particular.
En 1238 se consagraba la iglesia, y en 1292 todavía se confirmarán privilegios relacionados con la extracción de piedra y madera para la obra. Hasta la segunda mitad del siglo XIV y principios del XV no puede considerarse cerrado el conjunto de la fábrica medieval con las últimas fases de la iglesia.
En este momento quedaría configurado no solo el núcleo medieval que podemos admirar en su integridad fundamental, también una serie de dependencias complementarias como la zona de conversos, estancias agrícolas, antiguo palacio del abad... Estos espacios se desarrollan en el marco del entorno de la cilla y en el de la plaza de San Pedro.
Durante los siglos XVI y XVII se irán sustituyendo hasta configurar la actual plaza de promociones monumentales, destacando por su calidad la galería herreriana que une el nuevo Palacio Abacial con el conjunto medieval. Varias décadas más tarde, detrás del claustro se construirán la gran nave de los nuevos dormitorios y el noviciado, actualmente en estado semi ruinoso.
En los primeros momentos de la construcción del monasterio, se inician las obras de infraestructura hidráulica. El azud y la noria que elevaba el agua del río hasta el acueducto de factura gótica, parte visible y parte subterráneo, que reparte el agua por el conjunto monástico, siguiendo las disposiciones propias de la Orden del Cister.
Con la desamortización de Mendizábal, los bienes del monasterio serán utilizados para labores agrícolas, el patrimonio artístico se dispersará y buena parte del mismo resultará destruido.
Ya recientemente, las edificaciones post medievales y la huerta son cedidas por su último propietario a la Diputación General de Aragón, en el año 1990. La titularidad de la zona medieval del monasterio, que desde la desamortización había pertenecido al Estado, en 1998 fue traspasada a la Diputación General de Aragón, con el compromiso de impulsar su restauración.